EL DESPLAZAMIENTO, UNA CONSECUENCIA DE LUCHAS POR LA TIERRA
Por. Mónica Esmeralda Vallejo
"Desde siempre, las mariposas y las golondrinas y los flamencos
vuelan huyendo del frío, año tras año, y nadan las ballenas en busca de otra mar
y los salmones y las truchas en busca de sus ríos.
Ellos viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire y del agua.
No son libres, en cambio, los caminos del éxodo humano,
en inmensas caravanas, marchan los fugitivos de la vida imposible.
Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente.
Les han robado su lugar en el mundo.
Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras.
Muchos huyen de las guerras,
pero muchos más huyen de los salarios exterminados
y de los suelos arrasados” 1

El derecho a la tierra, un derecho fundamental desde la carta magna Colombiana, se vulnera constantemente y acrecienta más la situación de crisis del país, que a su vez debe convocar a los pensadores sociales a su análisis desde perspectivas que hagan posible plantear rutas para mejorar los conflictos asociados a esta inflexión de normatividades que no son garantía de vida en las comunidades, que cada vez se enfrentan a un paisaje que vulnera sus derechos humanos y la edificación de una vida digna.
El fenómeno del desplazamiento forzado en Colombia y la negación del derecho a la tierra, ha sido uno de los efectos más graves que sobre las poblaciones rurales, ha tenido el conflicto armado colombiano. Ocasionando con ello una expulsión forzada de las personas provenientes principalmente de Antioquia, Bolívar, Caquetá, Cesar, Chocó, Tolima, Nariño y Valle del Cauca. Desde estudios del fenómeno a nivel nacional, vemos que no solo toca el territorio nacional, sino también a los territorios fronterizos; así pues se tienen datos de procesos de desplazamiento hacia varias regiones del Ecuador, Panamá y Venezuela. “Con 2 o 3 millones de afectados, Colombia tiene la mayor cifra de desplazados internos del hemisferio occidental, y la segunda población desplazada del mundo después de Sudán” 2
La gravedad de este problema social radica no únicamente en la dimensión que ha adquirido este fenómeno, dada la cantidad de colombianos desplazados, sino también en las connotaciones que este problema tiene a nivel psicológico, económico y político, incluyendo el control territorial de los bandos en conflicto, entre varios otros.
Es importante resaltar que: “quienes viven el desplazamiento y que llamamos de manera corriente ‘los desplazados’, son personas normales en situaciones
anormales. No forman un grupo, ni mucho menos una clase homogénea. No se les puede asignar por lo tanto conductas o características esenciales o naturales. Se trata más bien de comprender sus prácticas dentro de unos procesos y contextos sociales previos, que sufren cambios de manera abrupta y forzada por la guerra”. 3
Estos cambios en sus imaginarios sociales van restando elementos de configuración de planes de vida que permitan a estas personas ( Adultos, niños) una resocialización pronta, ya que la sociedad “Nueva” a la que se enfrentan desde la figura de lugares receptores es diferente en la totalidad de sus procesos sociales, así que el problema no está en el análisis de sus conductas comportamentales o en asignar tan sólo un lugar para vivir, sino enseñar a comprender lo que será esa experiencia de vida en un medio foráneo a sus identidades culturales:
“Cuando el hombre es sacado de su lugar de origen, es vaciado de su identidad y ser, es desplazado de su mundo. Se sabe que el hombre al vivir su vida dentro de un lugar referencial, lugar antropológico, como lo llama Augé, con el pasar del tiempo, y arraigado en él, va construyendo los saberes necesarios para que la vida le sea posible; cuando es desterrado violentamente por la intolerancia del otro, este individuo al mismo tiempo que lo arrancan de su tierra lo despojan de sus bienes, de las herramientas que cultural e históricamente había ido construyendo y depurando” 4
El fenómeno del desplazamiento forzado en Colombia y la negación del derecho a la tierra, ha sido uno de los efectos más graves que sobre las poblaciones rurales, ha tenido el conflicto armado colombiano. Ocasionando con ello una expulsión forzada de las personas provenientes principalmente de Antioquia, Bolívar, Caquetá, Cesar, Chocó, Tolima, Nariño y Valle del Cauca. Desde estudios del fenómeno a nivel nacional, vemos que no solo toca el territorio nacional, sino también a los territorios fronterizos; así pues se tienen datos de procesos de desplazamiento hacia varias regiones del Ecuador, Panamá y Venezuela. “Con 2 o 3 millones de afectados, Colombia tiene la mayor cifra de desplazados internos del hemisferio occidental, y la segunda población desplazada del mundo después de Sudán” 2
La gravedad de este problema social radica no únicamente en la dimensión que ha adquirido este fenómeno, dada la cantidad de colombianos desplazados, sino también en las connotaciones que este problema tiene a nivel psicológico, económico y político, incluyendo el control territorial de los bandos en conflicto, entre varios otros.
Es importante resaltar que: “quienes viven el desplazamiento y que llamamos de manera corriente ‘los desplazados’, son personas normales en situaciones

Estos cambios en sus imaginarios sociales van restando elementos de configuración de planes de vida que permitan a estas personas ( Adultos, niños) una resocialización pronta, ya que la sociedad “Nueva” a la que se enfrentan desde la figura de lugares receptores es diferente en la totalidad de sus procesos sociales, así que el problema no está en el análisis de sus conductas comportamentales o en asignar tan sólo un lugar para vivir, sino enseñar a comprender lo que será esa experiencia de vida en un medio foráneo a sus identidades culturales:
“Cuando el hombre es sacado de su lugar de origen, es vaciado de su identidad y ser, es desplazado de su mundo. Se sabe que el hombre al vivir su vida dentro de un lugar referencial, lugar antropológico, como lo llama Augé, con el pasar del tiempo, y arraigado en él, va construyendo los saberes necesarios para que la vida le sea posible; cuando es desterrado violentamente por la intolerancia del otro, este individuo al mismo tiempo que lo arrancan de su tierra lo despojan de sus bienes, de las herramientas que cultural e históricamente había ido construyendo y depurando” 4
En los lugares de llegada, la acción del desplazamiento genera a los sujetos una pérdida de su identidad cultural, al ser vistos como "extraños" y en ocasiones oponentes o adversarios por parte de las comunidades receptoras, que los visualizan como invasores que pueden disputar las pocas oportunidades económicas, laborales y de servicios públicos que se encuentran en los barrios marginales, que por lo general en las ciudades se han vuelto continentes de este conglomerado de personas.
De igual manera, son estigmatizados, al ser señalados por habitantes o por autoridades locales de las ciudades receptoras como pertenecientes a uno u otro actor armado. Sin lugar a dudas estos señalamientos generan conflictos y enfrentamientos entre las poblaciones desplazadas y las comunidades a las cuales tratan de integrarse.
De igual manera, son estigmatizados, al ser señalados por habitantes o por autoridades locales de las ciudades receptoras como pertenecientes a uno u otro actor armado. Sin lugar a dudas estos señalamientos generan conflictos y enfrentamientos entre las poblaciones desplazadas y las comunidades a las cuales tratan de integrarse.
Esta situación forma parte del día a día de la realidad colombiana y se liga a la vulneración del derecho a la tierra, y la negación del territorio, hechos que se repiten en el contexto de varias regiones, donde muchas personas mantienen una continua lucha por un espacio físico para vivir; no solo en sectores rurales, sino en la conquista de espacios en las ciudades , receptoras de la población que ante el desarraigo de sus lugares de origen busca un asentamiento, que al no darse en condiciones favorables va aumentando la consolidación en las ciudades de tugurios o los mal llamados cinturones de miseria en algunas localidades.
En estas condiciones el desplazado compite con otros sectores de la población por tener acceso a servicios públicos esenciales y, con mayor dificultad, acceder a los derechos fundamentales como la alimentación, educación, y salud.
Dado lo anterior, la vida para las personas en situación de desplazamiento se modifica radicalmente. Se pasa de un espacio y un tiempo relativamente armónico (teniendo en cuenta las dificultades propias de cada región), a un ambiente que en principio es hostil, agresivo, carente de oportunidades sociales, económicas y humanas; situaciones significativas que marcan el desarrollo social y afectivo.
Esto se genera por la heterogeneidad de los orígenes étnicos y sociales, la diversidad de intereses de mismas personas y el trato clasificatorio que las instituciones públicas y privadas que atienden estos grupos suelen realizar con el afán de volver a situarlos y subsanar de algún modo la falta de políticas de legitimidad de derechos que ofrece nuestro Estado bajo la figura de una justicia ineficiente.
Así se va formando la sociedad que se lee desde las ciencias sociales, enmarañada en medio de un mar de dificultades que desde las teorías se analizan pero sin dar lugar a una verdadera acción social.
Esta crisis social y humana es la que convoca ahora nuestros puntos de vista que desde las pequeñas dosis de cientificidad buscamos retratar. Pero ¿qué hacer desde la academia? Debemos admitir que el mundo social que da lugar a nuestros saberes, no es aquel que admite a la cultura y contexto social como algo muerto y acabado, desde esta concepción es un deber el tomar parte de los conflictos de ese medio, siendo portadores de sendas de pensamiento que hagan ver las cosas, que pongan en luz estos temas en medio de un campo de saberes que en ocasiones se cierran a esta realidad.
La empresa en la que estamos metidos, la educación, más que ninguna otra, exige imperiosamente que pongamos la vista en el presente del país, viendo el porvenir a través del retrovisor, conociendo los aspectos históricos que han dado espacio a los conflictos, a una crisis existencial; es indispensable recuperar para los ciudadanos de nuestra tierra su a libertad y un lugar digno en el mundo, para que dejen de ser tomados como fugitivos y puedan nuevamente desear estar en sus tierras, luchando por una magnífica existencia, el pensar en las ciudades y sus problemáticas locales, en el campo y sus crisis gestadas por la guerra, son rutas para el cambio que hará posible desarraigar el desplazamiento y dar lugar al acontecimiento de una vida en armonía.
CITAS:
Esta crisis social y humana es la que convoca ahora nuestros puntos de vista que desde las pequeñas dosis de cientificidad buscamos retratar. Pero ¿qué hacer desde la academia? Debemos admitir que el mundo social que da lugar a nuestros saberes, no es aquel que admite a la cultura y contexto social como algo muerto y acabado, desde esta concepción es un deber el tomar parte de los conflictos de ese medio, siendo portadores de sendas de pensamiento que hagan ver las cosas, que pongan en luz estos temas en medio de un campo de saberes que en ocasiones se cierran a esta realidad.
La empresa en la que estamos metidos, la educación, más que ninguna otra, exige imperiosamente que pongamos la vista en el presente del país, viendo el porvenir a través del retrovisor, conociendo los aspectos históricos que han dado espacio a los conflictos, a una crisis existencial; es indispensable recuperar para los ciudadanos de nuestra tierra su a libertad y un lugar digno en el mundo, para que dejen de ser tomados como fugitivos y puedan nuevamente desear estar en sus tierras, luchando por una magnífica existencia, el pensar en las ciudades y sus problemáticas locales, en el campo y sus crisis gestadas por la guerra, son rutas para el cambio que hará posible desarraigar el desplazamiento y dar lugar al acontecimiento de una vida en armonía.
CITAS:
Eduardo Galeano, Bocas del tiempo, “Los emigrantes, ahora”, 2004. Citado en: DURAN, García. David. Desplazamiento forzado en Colombia. Derechos, acceso a la justicia y reparaciones. Bogotá: CEDHUL, 2007. Pág. 11
La Situación de los Refugiados en el Mundo, Desplazamientos humanos en el nuevo milenio, ACNUR, 2007. Capítulo 7, Desplazados Internos
OSORIO, FLOR EDILMA; CASTILLO, OLGA LUCÍA. “Conflicto armado y relaciones de
género - Algunas reflexiones desde el contexto colombiano”. (Sin publicar).
Desplazamiento: ciudad y territorio. Serie ciudad y hábitat. Bogotá D.C. Año 9, Doc. Nº 10, Marzo de 2003. p.102
En la medida en que unos departamentos se caracterizan como expulsores, otros se tornan en receptores. Los datos señalan como principales receptores de la primera salida a Caquetá (10.8%) Tolima (8.1%), Córdoba (9.2%) y Antioquia (6.9%). Como principales receptores de la segunda salida se tiene a Córdoba (11.9%), Caquetá (9.1%), Norte de Santander (9.1%), Tolima (9%) y Cundinamarca (7%). Sin embargo, dado que el 92.4% de la población registrada en el RUT ha sufrido un evento de desplazamiento, el lugar actual nos señala como departamentos receptores a Bolívar (16.3%), Nariño (8.3%), Caquetá (7.8%), Valle (6.9%), Meta (6.7%) y Bogotá (6.7%).
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Textos complementarios:
DURAN, García. David. Desplazamiento forzado en Colombia. Derechos, acceso a la justicia y reparaciones. Bogotá: CEDHUL, 2007. Pág. 11
CODHES y UNICEF. Un país que huye - Desplazamiento y violencia en una nación fragmentada. Bogotá, UNICEF. 2003. 3
El desplazamiento. Documento en línea [Disponible en: http://www.javeriana.edu.co/ier/recursos_user/documentos/revista55/4_POBLACIONES.pdf]
RICO DE ALONSO y CASTILLO. El RUT informa sobre desplazamiento forzado -
Boletín Especial, Estudios de Caso 10, agosto, Bogotá, 2005. Documento en línea. [Disponible en: http://www.codhes.org.co/cifra/GraficoTendencias1985_2005.jpg]
La Situación de los Refugiados en el Mundo, Desplazamientos humanos en el nuevo milenio, ACNUR, 2007. Capítulo 7, Desplazados Internos
OSORIO, FLOR EDILMA; CASTILLO, OLGA LUCÍA. “Conflicto armado y relaciones de
género - Algunas reflexiones desde el contexto colombiano”. (Sin publicar).
Desplazamiento: ciudad y territorio. Serie ciudad y hábitat. Bogotá D.C. Año 9, Doc. Nº 10, Marzo de 2003. p.102
En la medida en que unos departamentos se caracterizan como expulsores, otros se tornan en receptores. Los datos señalan como principales receptores de la primera salida a Caquetá (10.8%) Tolima (8.1%), Córdoba (9.2%) y Antioquia (6.9%). Como principales receptores de la segunda salida se tiene a Córdoba (11.9%), Caquetá (9.1%), Norte de Santander (9.1%), Tolima (9%) y Cundinamarca (7%). Sin embargo, dado que el 92.4% de la población registrada en el RUT ha sufrido un evento de desplazamiento, el lugar actual nos señala como departamentos receptores a Bolívar (16.3%), Nariño (8.3%), Caquetá (7.8%), Valle (6.9%), Meta (6.7%) y Bogotá (6.7%).
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Textos complementarios:
DURAN, García. David. Desplazamiento forzado en Colombia. Derechos, acceso a la justicia y reparaciones. Bogotá: CEDHUL, 2007. Pág. 11
CODHES y UNICEF. Un país que huye - Desplazamiento y violencia en una nación fragmentada. Bogotá, UNICEF. 2003. 3
El desplazamiento. Documento en línea [Disponible en: http://www.javeriana.edu.co/ier/recursos_user/documentos/revista55/4_POBLACIONES.pdf]
RICO DE ALONSO y CASTILLO. El RUT informa sobre desplazamiento forzado -
Boletín Especial, Estudios de Caso 10, agosto, Bogotá, 2005. Documento en línea. [Disponible en: http://www.codhes.org.co/cifra/GraficoTendencias1985_2005.jpg]
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